viernes, 7 de mayo de 2010

Preso Nº: 235. Elduayen Cecilio. Pitillas.

En un listado de prisioneros recluidos en El Fuerte de San Cristóbal encuentro a Cecilio.

Preso Nº: 235.
Elduayen Elduayen Cecilio.
Localidad: Pitillas. Navarra.
Años: 23. Estado Civil: Soltero. Profesión: Labrador.

Cargo: Consejo Guerra.  Delito: Rebelión Militar.
Condena: Reclusión Perpetua. 
Fecha de sentencia: 16 agosto 1936.
 Ingreso en el Fuerte: 9 de noviembre de 1936.
Prisión Atenuada: 2 de Julio de 1940.

En Pitillas les dieron a elegir, ¡Al Frente, al Tercio o al Fuerte!


"FUERTE DE SAN CRISTÓBAL" - EZKABA
En la cima del monte Ezkaba, en las puertas del Fuerte San Cristóbal, se realizan actos de homenaje a la memoria de todos los presos políticos que sufrieron encerrados en este terrorífico penal las inhumanas condiciones de vida a las que les sometió el régimen franquista. Fueron miles los prisioneros que fueron encarcelados en las galerías subterráneas escavadas en la roca, en lo que uno de los supervivientes ha descrito como un "autentico sepulcro de vivos".


Muchos murieron enfermos, desatendidos, de hambre o de frió. Otros fueron "paseados" y exterminados en las propias laderas del monte. Pero el Fuerte San Cristóbal fue también testigo de una de las mayores demostraciones de dignidad y de amor a la libertad: la gran fuga del 22 de Mayo de 1938. Se trata de la mayor fuga de la historia reciente que pese a acabar en tragedia y enrojecer aún mas la larga noche franquista de sangre y horror, es una fecha de orgullo y de lucha para la memoria democrática y antifascista de todos nosotros.

En plena guerra civil española, 795 presos se fugaron de uno de los penales más duros del régimen franquista: el fuerte de San Cristóbal en Pamplona.585 fueron recapturados, 210 fueron asesinados y sólo 3 consiguieron pasar la frontera. Este documental cuenta de voz de los protagonistas, quienes eran, como llegaron allí, en que condiciones vivían y como pudo ser posible aquella fuga. La dictadura primero y el pacto de silencio de la transición después quisieron que no se conociese esta historia. Es una reflexión sobre la memoria histórica y la amnesia social.

La magnitud de la evasión se aprecia por sus números. De los 2.500 presos que aproximadamente había en el penal, 796 se fugaron. De ellos, 207 murieron en la fuga, 585 fueron detenidos -de los que 14 fueron condenados a muerte y fusilados- y tres llegaron a Francia.

La mayoría de los presos se enteró de la fuga una vez que ya estaba en marcha, después de que una veintena de prisioneros hubiese logrado hacerse con el control del fuerte tras reducir a los guardias del penal y a los 92 soldados de la guardia exterior.

El plan fue urdido por Leopoldo Pico, quien también se pondría al frente en el momento de su ejecución. A la hora de la comida, con la ayuda de los presos que estaban haciendo servicios, Pico redujo a los guardianes y abrió la puerta de la cárcel vistiendo gorra y abrigo de guardián y con una pistola en la mano. Con el disfraz logró distraer a la tropa que vigilaba el fuerte y que en ese momento estaba en el comedor. Los presos cogieron las armas de los soldados y atacaron el único punto de resistencia, las garitas de vigilancia. En unos minutos, el control del fuerte había cambiado de manos. Los hombres de Pico abrieron las puertas de las galerías e invitaron a salir a los presos. Casi todos salieron corriendo, pero también muchos regresaron a sus celdas al intuir que la aventura no tenía posibilidades sin ningún apoyo exterior y después de que su única ventaja, la sorpresa, desapareciera casi inmediatamente con la huida de dos centinelas de las garitas de vigilancia. La toma del fuerte se saldó con un muerto, un guardián al que los fugados golpearon cuando estaba dando una alerta que de haber sido efectiva les habría desbaratado todo el plan.

El organizador de la fuga murió, fusilado antes del juicio, según el fiscal; en el monte, según una versión de los fugados; y ejecutado en un cuarto de la prisión nada más ser capturado, según otra. De él se sabe que tenía 27 años y que había nacido en Rasines (Cantabria). Pronto se fue con su familia a Bilbao y allí trabajaría en Euskalduna. Era uno de los dirigentes en el Partido Comunista en Bilbao y vivía en una casa del partido en la calle Correo. Allí se reunía con Dolores Ibarruri, “La Pasionaria”, y otros responsables del partido.

Por el testimonio de su mujer, Concha Mazo Mendieta, se sabe que estuvo preso tras la “revolución de octubre”. Luego le volvieron a encarcelar durante la guerra civil. Le encargaron dinamitar un puente entre Vizcaya y Álava, pero los requetés le estaban esperando. Le condenaron en un tribunal de Vitoria por rebelión militar y fue a parar al fuerte de San Cristóbal, una obra militar impresionante construida durante el reinado de Alfonso XII para defender Pamplona. Se comenzó a usar como presidio en 1934 y de forma intensiva a partir del 36.

Los 2.500 presos que había allí el 22 de mayo de 1938 soportaban unas condiciones de hacinamiento, malnutrición y malos tratos diversos. 796 decidieron jugarse la vida y la libertad a cara y cruz. Quizá muchos sintieron lo mismo que Leopoldo Cámara que, cuando atravesó la puerta principal del fuerte el 22 de mayo de 1938, gritó con toda su alma “¡Viva la libertad!”. Dice que nunca lo podrá olvidar porque fue “el momento más feliz de mi vida”.

El documental "Ezkaba" La Gran Fuga de las Cárceles Franquistas” realizado por Iñaki Alforja nos relata la historia de los presos del penal franquista “el fuerte de San Cristóbal”, en el monte Ezkaba de Iruña-Pamplona. A través de testimonios de los protagonistas podemos conocer las condiciones en el penal y la historia de la mayor fuga en la historia de las cárceles españolas.



Existe también el libro: Fuerte de San Cristóbal 1938.
Este libro contiene numerosas historias que tratan de la fuga ocurrida el 22 de mayo de 1938 en el Fuerte de San Cristóbal, sito en el monte Ezkaba, junto a Pamplona, de la cacería organizada contra los fugados y de la represión sufrida por miles de presos de ese penal. Conoceremos los hechos ocurridos por el testimonio de personas que participaron y fueron protagonistas de los mismos, así como por documentos de la época.

El libro explica qué es el Fuerte de San Cristóbal, por qué habían sido detenidos tantos presos políticos, qué condiciones de vida sufrieron, cómo se llevó a cabo la gran fuga, cómo se inició nuestra investigación y qué sentido tiene hoy recuperar la memoria de las víctimas de la represión franquista.

70 años después varios cientos de personas comprometidas con la lucha de aquellos antifascistas nos hemos reunido a las puertas del Fuerte. Muchos familiares de presos del penal, de fugados, de paseados, de desaparecidos... esperando de alguna manera a que se volvieran a abrir esas rejas para que los nuestros, nuevamente, escaparan.

Cementerio de las botellas
Desde que se hallara el «cementerio de las botellas» mencionado por José María Jimeno Jurío, los trabajos de exhumación allí iniciados han cobrado gran importancia dentro de la labor por la recuperación de la memoria histórica en Nafarroa. El documental de Iñaki Alforja que recoge la experiencia de dos familias da buena cuenta de la importancia de las exhumaciones. De los 131 presos enterrados, hasta el momento seis familias han recuperado sus restos. Anunciaron la intención de localizar los 131 cadáveres, aunque de momento sólo hay 32 solicitudes para recuperar los restos. (Ver vídeo de Barricada).