sábado, 1 de mayo de 2010

Algunas cosas sobre Santiago Lucus.

El cura de Pitillas.
Una de las características más curiosas de la represión en Pitillas fue el fusilamiento del sacerdote castrense y abogado Santiago Lucus, a quien no tuvieron en cuenta su condición para fusilarlo precisamente en nombre de Dios.



Santiago Lucus Aramendía había nacido en Pitillas el año 1898. Hizo la carrera sacerdotal y fue capellán castrense en la guerra de Marruecos. Hizo después la carrera de Derecho Civil y pronto se distinguió por sus ideas societarias y humanistas, lo que le ganó las antipatías de los curas vecinos.

Santiago vivía en Pamplona con su madre, en la calle Mayor, y tenía fama de simpatizar con la República y los socialistas y de haber predicado a favor de los repartos de tierras. En una ocasión, en un mitin en Carcastillo, tuvo que enseñar su placa de capitán para no ser detenido tras ser denunciado por las derechas.

Al estallar la Guerra Civil en 1936, no se sintió seguro al ver de lo que eran capaces las bandas criminales, como la de El Águila , que iban sembrando la muerte por los pueblos de la Ribera Navarra. Se escondió por algún tiempo en casa del concejal pamplonés García Enciso y juntos intentaron la evasión hacia Bilbao, pero no pudieron pasar de Vitoria. Fueron detenidos y Santiago fue llevado al convento del Carmen, donde, junto con media docena de sacerdotes también detenidos, quedó encomendado a la custodia del prior del convento P. Amalio Echeverría (natural de Arlegi).




Durante el tiempo en que estuvo detenido en dicho convento celebraba diariamente la misa y frecuentaba la biblioteca de los Carmelitas para encontrar fundamentos en la doctrina de Santo Tomás para su tesis contra la pena de muerte.

Pero el día 3 de septiembre un grupo de requetés llegados de Pamplona recogieron del convento a Santiago después de presentar al prior el siguiente documento con membrete de la Dirección General de Seguridad y firmado por el delegado de Orden Público el 3 del 9 de 1936, cuyo original conservado en el archivo de dicho convento dice así: 

"Ruego a Vd. se sirva entregar a los portadores de la presente, requetés de Pamplona, al detenido en ese convento don Santiago Lucus Aramendía, para ser trasladado a Pamplona a disposición del Excmo. Sr. Gobernador Civil de dicha provincia. Dios guarde a Vd. muchos años".

Al salir del convento preguntó Lucus al P. Amalio: "¿Cree usted que éstos me van a matar?". El prior le contestó: "Traen una orden de la Junta de Guerra Carlista de Pamplona y los considero católicos, y, como sacerdote, le tratarán bien". Diálogo testificado por uno de los sacerdotes detenidos, quien añade: "Era un hombre hecho y maduro; hablaba del fanatismo religioso que él había conocido en mucha gente; socialista pero moderado, más bien humanista; contrario a las manifestaciones de barbarie de aquellos días".

Fue conducido hacia Pamplona, pero no al gobernador; el mismo día fue fusilado por un escuadrón de requetés junto con el señor García Enciso en Undiano. Quisieron quitarles los zapatos antes de matarlos, alegando entre risas que era una lástima enterrarlos con unos zapatos tan buenos. Pero no lo consintieron y sólo lograron su propósito los asesinos después de darles muerte. Le dijeron al cura que se quitara la sotana, como si quitando la sotana dejara su condición de sacerdote, pero tampoco consintió.

Éstos y otros detalles del fusilamiento pudo contar a los familiares una persona que fue obligada a enterrar los cadáveres; lo mismo que señalar el lugar donde estaban enterrados.

Gracias a la tenacidad de los familiares, en especial de su hermana Micaela y de su cuñado, los restos de Santiago retornaron a su pueblo de Pitillas y entraron en el panteón familiar. Donde no entraron fue en la iglesia parroquial. El injusto silencio de la Iglesia oficial siguió envolviendo la memoria de este sabio sacerdote. 



Otros sacerdotes asesinados por los franquistas.

“El primer sacerdote ejecutado fue Santiago Lucus muerto el 3 de septiembre de 1936 en Pamplona. Era Lucus un capellán de la armada y no se le conocían tendencias nacionalistas, aunque sí preocupación social. Por otra parte, Antonio Bombín, profesor del colegio de los franciscanos de Anguciana, La Rioja, fue asesinado en La guardia el 10 de septiembre de 1936.


Sacerdotes encarcelados.


Y hubo otros que también compartieron el terrible final de muchos de sus feligreses o, simplemente, convecinos como Eladio Zelaia de Azkoien, en Cáseda, y José Otaño de Lerga, en Hernani. La Iglesia oficial nunca los mencionó entre sus mártires, ni abrió causas de beatificación para elevarlos a los altares. Tampoco hizo nunca nada por saber de las vidas ni de la muerte de los 3.400 asesinados por el fascismo en Navarra, aún sabiendo que muchos de ellos fueron fervientes cristianos. En plena orgía de sangre, la Iglesia oficial aplaudió, alentó, denunció, colaboró, arengó desde los púlpitos a las hordas integristas para que actuaran, y hasta participó directamente en los asesinatos. Otros guardaron un silencio cómplice y sólo unos pocos tuvieron la osadía de rebelarse contra aquella barbarie, y sin embargo tenían la razón y el Evangelio de su parte

 “Fuera de Euskal Herria” hubo por lo menos dos casos más. Uno en Mallorca, Jeroni Alomar Poquet, muerto el 7 de junio de 1937 acusado de comunicarse con el enemigo a través de un radiotransmisor que poseía. Y, otro, llamado Andrés Ares Díaz muerto en Galicia el 3 de octubre de 1936 por “herida que recibió por arma de fuego, al pretender fugarse, cuando por la fuerza de orden era conducido para practicar una diligencia”. El “delito” que había cometido este párroco fue no entregar a la Falange la recaudación que se había hecho en las fiestas del pueblo y que estaba bajo su custodia”.

“El historiador Mikel Aizpuru hace también referencia en su libro a otro posible caso de sacerdote asesinado en Navarra. Estos cuatro curas no han sido todavía reconocidos por la propia Iglesia por diferentes motivos. Se debería tener también en cuenta es que, además de los curas y frailes asesinados, hubo muchos más que sufrieron destierro, exilio, cárcel,… empezando por el mismo Obispo Múgica

Sin embargo no sería hasta después de la ocupación de San Sebastián, a mediados de septiembre de 1936, cuando comenzó a conocerse la verdadera dimensión de la represión al clero Vasco.



Sacerdote don Santiago Lucus Aramendia.
Fusilado por las tropas franquistas en Undiano el 3-9-1936.

Sacerdote don Gervasio Albisu Bidaur.
usilado en Galarreta por las tropas franquistas el 7-10-1936.

Sacerdote don Martín de Lecuona.
Fusilado en Galarreta por  tropas franquistas el 7-10-1936.

Sacerdote don José Adarraga Larburu.
Fusilado en San Sebastián por tropas franquistas el 17-10-1936.

Sacerdote don José Ariztimuño (Aitzol)
Fusilado en San Sebastián por tropas franquistas el 17-10-1936.

Sacerdote don José de Sagarna.
Fusilado en Berriatua por las tropas franquistas el 20-10-1936.

Sacerdote don Alejandro Mendicute Liceaga.
Fusilado en Hernani por tropas franquistas el 23-10-1936.

Sacerdote don José de Otano Mikeliz.
Fusilado en Hernani por las tropas franquistas el 23-10-1936.

Sacerdote don José Joaquin Arin Oyarzabal.
Fusilado en Oiartzun por tropas franquistas el 24-10-1936

Sacerdote don Leonardo Guridi Arrazola,.
Fusilado en Oiartzun por las tropas franquistas el 24-10-1936.

Sacerdote don José Markiegi Olazabal.
Fusilado en Oiartzun por las tropas franquistas el 24-10-1936.

Sacerdote don José I. Peñagaricano Solozabal.
Fusilado en Oiartzun por tropas franquistas 27-10-1936.

Sacerdote don Celestino Onaindia Zuloaga.
Fusilado en Hernani por tropas franquistas el 28-10-1936.

Sacerdote don Jorge Iturrricastillo Aranzabal.
Fusilado en Oiartzun por tropas franquistas el 7-11-1936.

Sacerdote don Antonio Bombin.
Fusilado en Laguardia por las tropas franquistas el 7-11-1936.

Sacerdote don Román de San José.
Fusilado en Etxano por las tropas franquistas el 19-5-1937.

Fueron la mayoría afines al nacionalismo vasco, pero no sólo ellos cayeron fusilados por el bando franquista, hubo otros.
Han pasado muchos años y no parece que la jerarquía de la Iglesia haya avanzado mucho. Hace dos o tres años, el arzobispo de Iruñea solicitaba todavía el voto para requetés y falangistas. Como para pedir perdón estaba el hombre… Los tiempos pasan ahora factura a la Iglesia. Los figurantes de la película de Helena Taberna, gentes navarras de 2008, no sabían ni santiguarse y hubo que traer un experto eclesial para que les enseñara el "Por la señal...".



Datos publicados por:
Altaffaylla. Navarra 1936 “De la esperanza al terror.
Bigen Amador.
Publicado en Diario de Noticias de Navarra.
Mikel Aizpuru.
Anguloscuro.

lavaradelalibertad.blogspot.com