Durante 2006, envío varios mensajes a foros de Sarnago y San Pedro difundiendo nuestra búsqueda, por si alguien estuviera interesado o conociera algún dato. Intento encontrar a alguien de Fuentebella que nos contraste el lugar que nos dijeron antes. Escribo de nuevo a la revista Sarnago Vive, pero pasados tres meses nadie ha respondido todavía.
Busco algo sobre Valentín Llorente, pero no encuentro nada. En las páginas sobre represión en La Rioja , no encuentro tampoco sus datos y, los dos tomos editados por Antonio Hernández tampoco recogen a Valentín en Igea.
(Encuentro que Antonio Herrero Balsa, uno de los autores de los libros de la represión en Soria ha fallecido).
El 18 de noviembre de 2006, recibo una llamada de teléfono de la revista SarnagoVive, me dicen que son amigos y descendientes de Sarnago. Llamam para decirnos que han recibido nuestro correo, y ha comentando el tema. Alguien a quien le habló, parece que algo de este tema le suena, me proporcionan su teléfono. Me comentan que conocen a algunas personas de Fuentebella y Sarnago, y que si recogieran algún dato me llamarían.
Vuelven a llamar y comentan que han hablado con dos personas de Fuentebella que conocen, pero que ha sentido que no querían hablar del tema aludiendo al paso del tiempo y a no acordarse de nada.
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Recibimos otra llamada que dicen haber oído que cuando la repoblación forestal que realizaron en la zona, donde trabajaron los vecinos, alguien dijo, “en esta parte no roturéis”, y al parecer su negativa a roturar era, no remover la tierra, ya qué en ese lugar estaría enterrado el cuerpo de algún fusilado y no convendría sacarlo a la luz.
Nuevo Testimonio. 22 del 11 de 2006
. Hoy es 22 de noviembre de 2006, hemos llamado para preguntar, si nos da permiso para entrevistarnos con él, entregarle los testimonios que tenemos y recoger el suyo. Accede aportándonos todo tipo de detalles sobre su dirección.
La conversación por teléfono, que mantenemos, con un matrimonio de la zona, nos dará datos importantes, para tomar un rumbo a partir de hoy, mucho más directo y certero, que pueden acercarnos más a nuestro propósito.
Descuelga el teléfono ella, se apresura a decir, que ya sabe quienes somos y qué queremos, y que ellos nos contaran hasta donde saben. Nos dice que no saben exactamente quien fue, pero que conocen de cerca la historia. Le aclaramos que no buscamos tanto saber quien fue, sino contrastar que fue allí, y conocer datos más certeros acerca del lugar donde están enterrados.
Nuestro interlocutor es de la zona, dice que conoce “parte de los últimos pasos del abuelo, ya que el corral donde, ese señor, el alcalde de Pitillas, estaba escondido, era unos familiares”. Nos afirma también que junto a él, estaba el señor Valentín Llorente, joven maestro en Fitero, natural de Igea, y que también estaba huido. Confirmando con esto por fin la versión de que estuvo y le asesinaron junto a Valentín Llorente, maestro de Igea.
Continua diciendo que el corral donde permanecieron escondidos, se llama, Los Hoyuelos, y que pertenece a Acrijos, les llevaban comida a diario, haciendo como que iban a otra cosa y la colgaban en la parte de afuera del corral. En este corral permanecieron escondidos más de un mes.
Nos comenta que en la zona sabían que Acrijos “estaba muy comprometida”. Por eso, después de “los tiros”, varias veces, fueron a Acrijos y entraron buscando casa por casa. La zona entre Sarnago y Fuentebella estaba en conflicto por asuntos de tierras y lindes (Sarnago estaba defendido por un abogado “de derechas” que vivía en Soria y Fuentebella defendida por un abogado de “izquierdas” que vivía en Cervera y que tambien después lo mataron en su pueblo. Nos dice qué un día a finales de agosto del 36, un grupo de gente armada, requetés de Fitero entraron en la zona e hicieron “todas esas barbaridades que ya sabemos”. Con este grupo iba “al frente” un cura con un caballo blanco.
Cuenta que entre Acrijos y Fuentebella, este grupo de fascistas, protagonizo un gran tiroteo, tiraron “un montón de tiros” que los de Acrijos tuvieron que escuchar a la fuerza, y los señores que estaban escondidos sin lugar a dudas los habían escuchado, ya que entre Acrijos y Fuentebella hay dos kilómetros y medio. Cree que el abuelo y el maestro tras escuchar el tiroteo y percatarse de la toma de Acrijos, pudieron salir del corral, escapando en dirección a Fuentebella. Hasta aquí es lo que sabe con certeza a primera impresión y por teléfono, Nos apunta, que “creé que los enterrarían en algún huerto de Fuentebella”, ya que en la zona que nosotros nombramos es un terreno muy árido para cavar.
La conversación nos va centrando rápidamente, a nosotros y a él. Él, cercano mas que otra cosa, nos desea que encontremos al abuelo, y se presta a ofrecernos sus datos y a que nos encontremos cuando sea necesario. Comenta que la mayoría de estas personas viven en Tudela, y que es más probable, que el resto de lo sucedido lo sepan personas de este último pueblo.
Nosotros hemos querido leer “entre líneas” que hasta los últimos momentos fueron atendidos y apoyados por los vecinos del pueblo de Acrijos. Se lamenta de no poder facilitarnos el resto de lo sucedido y que, sin lugar a dudas dice que estaría dispuesto a hacerlo. Manifiesta que antes de ir a Barcelona, trabajó durante 10 años por aquellos pueblos, siempre preguntó y quiso saber más pero nadie parecía querer saber nada y contestaban con evasivas.
Antes de colgar, le agradecemos manifiestamente su testimonio y le mostramos nuestra disposición a continuar con nuestra búsqueda. Nuestro deseo es acercarnos al máximo al abuelo y, ¡ojala! Encontrarlo.
Concretada la entrevista, éste nos apunta que intentará que en nuestra cita esté, también, “un hijo de una mujer, que les llevaba comida a el corral, familia esta, que les ayudo mucho en Acrijos”.
Quedamos de cuatro y media a cinco de la tarde del sábado 2 de diciembre.