viernes, 16 de abril de 2010

Entrevista en Barcelona, 2 de diciembre 05.

Entrevista en Barcelona.
Comenzamos por presentarnos. Les comentamos sobre la búsqueda y sobre como encontramos su contacto, hablamos de  La Alcarama, de Acríjos y Sarnago, de las cartas de Luciano Morga a la abuela, de el viaje al Barranco de Fuentebella, y fuimos entrando de lleno en el tema.  Nos reciben con una granl calidad humana, como de la familia. Suena el timbre, y se corta un momento la conversación. Nos dijo que era el hijo de “uno que habría ayudado mucho al abuelo”. Su aportación, nos pareció desde un principio, muy importante. Se une a la mesa y se presenta, extendiéndonos su mano, nos dice que el, es Ángel, hijo de Cirilo y sobrino de Fabián, Pastores de Acrijos.

A continuación, nos desvela un dato por el que siempre nos habíamos preguntado, y dice qué: Cirilo y Fabián Delgado, los años antes de la guerra, acudían a Pitillas con labores de Pastoreo, donde permanecían durante los inviernos en algunos corrales cercanos a Pitillas, estos conocieron a el abuelo en Pitillas, e hicieron buenas amistades. Nos cuenta que a su padre siempre le gusto leer, dice que estando en la mili en África, con algunos reales que conseguía, en vez de gastarlos en otra cosa, compro la enciclopedia de Ezequiel Solana, aprendió a leer y leyó para antes del 36, la Revolución Francesa. Era pastor, pero le gustaba mucho leer. Le gustaba tanto leer, que mientras su estancia en Pitillas, el abuelo les proporcionaba libros y conversación, libros estos que leían bajo la luz de un candil, en el corral donde pernoctaban estos pastores. De esto habría quedado una buena relación entre ellos, los pastores tras su estancia en Pitillas regresarían al borreguil de Acrijos, donde continuaban con sus labores de pastoreo.

Antonio Cabrero, cuando tuvo que huir, se acordó de estos pastores, y marchó en su busca hasta el borreguil de Acrijos. Aquí encontró a Cirilo y tras contarle lo que le sucedía, este, su hermano Fabián, y otros pastores le ayudaron ocultándolo en la zona, proporcionándole un sitio para dormir, comida y mantas. En las afueras de Acrijos, hacia el borreguil, esta el corral los Hoyuelos. En este corral pasarían el abuelo y el maestro más de un mes, pernoctando por la noche y durante el día permanecería más adentrado en el monte en la “Umbría del Cuerno”, en “Valmayor” zona de pastoreo en la que se veían con los pastores. Estos, además de llevarles comida, les tendrían informados. Desde la dehesa, dice que se ve el corral.

Comenta que su padre siempre fue valiente, de izquierdas, que a sus hijos/as supo trasmitirles esta historia. Nos dice también que Valentín Llorente, El Maestro, también estaba en el corral, y que a su hermano, le enseñaba a leer y algo de cuentas en los largos días que pasaron juntos. No sabe cómo llegó, pero si que estaba. Su padre les dejaba comida  en aquel corral. Parece que alguien de Fuentebella pudo denunciarlos.

Todo esto se hacía a escondidas, pero era conocido el rumor de su estancia en la zona, asegurándonos, que al pueblo no bajaban. Ángel nos apunta que el cuando sucedieron los hechos no había nacido, haciéndolo 6 años después, pero su padre le habló mucho de todo esto, de quién era el abuelo, su nombre y apellidos, de su alcaldía en Pitillas, y de cómo se habían conocido. También le contó parte de lo sucedido.

La conversación se fue tornando muy amena, con mucha participación de todos. En algún momento nos desviamos un poco del tema, repitiendo cosas y nombres una y otra vez. Pregunto si los hechos fueron muy conocidos en la zona, y todos apuntaron que si. Como muestra, nos relatan unas coplas que se cantaron por Igea, referente al asesinato del Maestro Valentín Llorente.

“Por la radio de Cornago se enteraron en de Igea
que a don Valentín Llorente le han matado en Fuentebella”.

 "De la radio de Cornago, les traigo noticias nuevas
Que a Don Valentín Llorente le han matado en Fuentebella"

Llego Sarnago  un cura, creen que de Matasejún, junto a otras personas armadas, mando llamar a todos los del pueblo a reunirse en la plaza. Él estaba en la trilla por los campos, con su padre y hermanos. Dejaron todo y fueron a la plaza. El cura, les “echó un mitin”, y llamó a los jóvenes para que formaran una partida, para participar en el alzamiento y dar batidas por los pueblos. Algunos se marcharon con el, incluso su hermano pequeño quería ir, pero su padre, que era pequeño, pero no se callaba, le dijo rotundo, tu te quedas aquí.

Este día las jóvenes del pueblo, tuvieron que buscar unas telas rojas para coserlas tapando el morado de la bandera republicana y convertirla en la bandera de la España de Franco. Mandaron quitar y romper un cartel de Dolores Ibarruri, (La Pasionaria) que presidía en el Ayuntamiento, comenta que además recuerda lo guapa que estaba en el cartel, en su lugar colgaron un Santo Cristo y se marcharon.

“Así paso Sarnago de ser Republicana a ser de Franco”.

Estas y otras partidas de fascistas que anduvieron por la zona, de los que entraban desde Fitero, Cornago e Igea, y que andaban batiendo de forma contundente buscando a Valentín Llorente. Me pareció que se centraban las cosas por aquí, pero comentario a comentario de unos y otros/as nos salimos del tema. No podíamos despistarnos sobre la información más concreta que veníamos buscando. Con intención de centrarnos saqué sobre la mesa un plano de la zona. Sobre la mesa, me dibujaron un croquis de la zona.

Nos dicen que registraron en varias ocasiones Acrijos, casa por casa. Se acuerda de cómo su madre levantaba los colchones, para que vieran que no había nadie, y recuerda como esas gentes, pinchaban con los caños de las escopetas comprobando. También llevarían acabo registros en Fuentebella y otros pueblos de la zona.

Descarta que en su huida, salieran de la zona por Alcarama hacia Sarnago, sino que fueron a unos corrales en dirección a Cornago. Dice que esto esta a unos 10 kilómetros de Igea, atravesando por un barranco, y que Valentín que conocía la zona, mantendría por este barranco el contacto con Igea.

Al parecer los rumores de que estaban escondidos en Acrijos, se habrían extendido, por lo cual Antonio y Valentín, con intención de no comprometer a los vecinos de Acrijos que les ayudaban, y ante las repetidas búsquedas que realizaban en el pueblo, decidieron dejar el corral Los Hoyuelos, adentrándose hacia el borreguil, zona donde estaban con los pastores. De este lugar se marchan, en dirección de Fuentebella, donde al parecer, no encontraron el mismo apoyo que en Acrijos, y marcharon  para las afueras. Se alojaron en algunos corrales situados por estas laderas, mas en concreto en una zona entre Fuentebella y Sarnago, llamada “Moscares”, zona que se encuentra en la muga con el termino de Cornago, en la zona de Los Tres Mojones (El Pajarijo y Tananclera). En esta zona hay un cruce de barrancos, Uno va para Acrijos otro para Fuentebella y estos se unen a el que va a Cornago. Parece ser que cambiaban de corrales, pero siempre en esta zona, desde los corrales podían ver tanto a los que subían de Acrijos, como a los que bajaban de Cornago. Los pastores les llevaban comida a estos corrales. Nos dicen que “Florián, les dejaba comida junto a una piedra o hito en “La Peña la Muga”.

Insistí en como se habrían desarrollado los hechos, dejando atrás a los requetés de Fitero y centrando más en la posibilidad de que fueran gentes de San Pedro Manrique, quienes les habrían asesinado. Menté a “El Delegado y sus gentes” que fueron asesinando a gente de la zona de Manrique. Ya habían oído hablar de él. Ella afirmaba moviendo la cabeza lo del “Delegado”. Él también parece creer que fueran de Manrique, y nos apunta que “era conocido en Manrique, que el reloj bañado en oro que les quitaron, presumía de tenerlo una hija de alcalde de Manrique o hija del sargento de la guardia civil”. Asintió moviendo la cabeza diciendo que su padre conocía y tenía buenas relaciones en Manrique desde que realizo el servicio militar con algunos Sanpedranos, y que esto era así. Que su padre se lo contó y que en San Pedro Manrique esto se sabía.


Les pido que cuando vayan a San Pedro, comenten el tema, y dicen que mejor lo comentaran con la secretaria del ayuntamiento, que es la que esta por los archivos. Se lo agradezco e insisto en que trasladen la búsqueda donde consideren oportuno. En zona de tierras altas son muy frecuentes los “Dichos” y coplas a la hora de expresarse, terminó diciendo, ya sabéis lo que se dice: “De San Pedro ni las llaves”.

Hablamos del silencio que se hizo sobre todo esto, explicándoles como en nuestra familia, siempre percibimos esto y nos extrañaba no haber tenido más noticias a lo largo del tiempo. Ellos, dejan entrever que sus padres eran de izquierdas, aunque en esos tiempos no se pudiera decir…. A mi me resulta extraño que los que conocieron al abuelo, nunca después llevaran noticias a su viuda sobre lo sucedido, pero en esto tampoco entramos.

Me dice que en alguna ocasión, cuando trabajaba en los pueblos de esta zona pregunto por estos hechos a gentes de la zona, pero no obtenía respuestas. Incluso en una ocasión, le dijeron “ya sabes que te apreciamos, pero si me vuelves a hablar de esto te retiro la palabra”.

Nos dejan ver, que tenemos que comprender que en esos pueblos eran todos familia entre si, que apenas eran 25 o 30 vecinos por pueblo. Parece ser que alguno de Fuentebella les abría delatado. Allá, no había nadie más que estas familias y entre el miedo y los lazos familiares, no trascendieron mucho más los hechos, encubriéndolos de alguna manera con este manto de silencio.

La conversación se desvía al viaje que hicimos al barranco, ellos parece que sitúan el lugar un tramo más arriba del barranco donde estuvimos. Concluimos que en algún corral cercano a Los tres Mojones les habrían localizado y fusilado, pero dejamos en duda en que corral y quienes. Las fechas coinciden con la anotada en el parte de defunción de Valentín, (Primera decena de septiembre), Antonio Cabrero llego a la zona entre el 20 y 25 de julio, pasando en Los Hoyuelos más de un mes. Cuando los tiros entre Fuentebella y Acrijos estaban todavía en este corral y esto fue a finales de agosto, es probable que a raíz de estos hechos sea cuando deciden cambiar de lugar, pasando sus últimos días en estos corrales situados entre la muga de Fuentebella y Cornago.


Ellas, las mujeres, mantienen una conversación paralela en un lado de la mesa, un poco apartadas de la conversación central y en tono más bajo.

Nos despedimos con un abrazo y de manera afectiva, les dije que para nosotros el encuentro además de muy importante por los datos, nos llevaba a conocer de primera mano los últimos días del abuelo, el por que se encontraba allí, pero sobre todo fue importante encontrarnos después de 70 años de silencio con alguien que conociera la historia, ya que antes nadie nunca nos había hablado de que le conocieran a el y su paradero tras salir de Pitillas aquel maldito lunes 20 de julio. Nos despedimos dejando claro que nosotros continuaríamos en la búsqueda, y que ya nos veríamos en otra ocasión, contestaron con una sonrisa, tomamos el ascensor despidiéndonos hasta la próxima.