viernes, 23 de abril de 2010

La Memoria en Igea


  “Por la radio de Cornago
se enteraron los de Igea
que a Don Valentín Llorente
le han matado en Fuentebella”.


“De la radio de Cornago
les traigo noticias nuevas
Que a Don Valentín Llorente,
le han matado en Fuentebella”



Casi nada sabíamos de Valentín Llorente, El dato primero, fue al ver en el libro, Navarra 1936. “De la esperanza al terror”,  que Valentín constaba como fusilado en Fuentebella. Este, remitía el dato a Jimeno Jurío. En el trabajo de Jimeno, sobre los maestros expurgados en 1936 en Navarra, da más datos del maestro de Fitero, en el libro dice así: 


“El alcalde en funciones, Fernando Escudero, emite informe sobre el comportamiento de los maestros de la villa, denunciando a Fermín Oses y Valentín Llorente como simpatizantes del frente popular”.

(Jimeno Jurío sobre la purga de los maestros en Navarra). 

De Fuentebella, al parecer, no hubo vecinos fusilados, pero si hay memoria de que “algún fusilamiento hubo en su término”. En el libro de Navarra 1936, encuentro que a Valentín Llorente Benito, natural de Igea (1909), vecino de Fitero y maestro de 27 años, fue fusilado en Fuentebella, remitiendo el dato al juzgado de Fitero: L. 33, f. 218.
 (Jimeno Jurío.- Enciclopedia Auñamendi). 

En Punto y Hora publica que: “varias son las personas desaparecidas en los primeros días de la guerra civil. En septiembre murió en la Soriana Fuentebella el maestro de Fitero, el riojano Valentín Llorente Benito. Martín Latorre y Luís Fernández Gómez, huidos a Cervera del Río Alhama, hallaron también la muerte seguidos de otros muchos” 
(Jimeno Jurío: "P. y H.", n.° 88 y 99).

En los libros anteriores (de Hernández García, sobre la represión en La Rioja) no aparecía Valentín en Igea. 

 Sabiendo que el abuelo, había permanecido sus últimos días con Valentín Llorente, se nos presenta la posibilidad de buscar testimonios en Igea y Cornago. Recorremos algunas páginas de la red, y buscamos teléfonos con los apellidos Llorente y Benito en el municipio de Igea. No encontramos rastro de descendientes con los apellidos de Valentín, pero en una llamada que realizamos a  un domicilio de Igea, explicamos que buscamos apellidos descendientes de Valentín. Tras hacerle referencia del tema que nos acompaña, nos dice que llamemos a las 8, que estará su padre, que “recuerda con gran lucidez”.


Conversación sobre El Maestro. 8/12/2006.
Nos dice que conoció personalmente a Valentín (“alto como yo: 1,78 y siempre con el pelo peinado hacia atrás, muy liso y brillante”) y su familia, él era más joven, tenía entonces 15 años,  le tocó padecer cárcel entre Julio y Septiembre y estuvo a punto de ser fusilado. Para cuando el cayó preso, Valentín ya estaba huido y mientras el estuvo en la cárcel, pasó en Igea lo que nos cuenta. Dice que al poco de salir, a primeros de octubre y entrado el otoño, recuerda que fue entonces cuando se corrió en Igea que le habían matado.

Relata que los primeros días de la alzamiento la gente de Igea “no se mueve”, ni de izquierdas ni de derechas y es el 25 de Julio (Santiago) cuando entraron en la plaza del pueblo un gran grupo de requetés y religiosos vestidos de Guardia Civiles, armados. "Venían de Fitero y Cervera y buscaban con saña especial a Valentín, el maestro y a su padre, así como, a otros republicanos escapados". Valentín fue el último en ser asesinado de los 41 compañeros fusilados que habían escapado de Fitero. Dice que a los religiosos se les veía la coronilla bajo los tricornios.

En Igea se escuchó el rumor de que el alcalde de Pitillas y el de Calahorra, por separado, habrían pasado por el pueblo, en dirección a los montes de Soria, y que tanto Igea como Cornago, fueron lugar de paso de muchos huidos. 

Valentín, el maestro, tras huir, pasaría un tiempo escondido en loa alrededores de Igea, en el campo, al parecer, en alguna ermita cercana entre Igea y Cornago. Un día se encontró por el campo con el padre de Ángel, Valentín tenía aspecto desarropado y lucía barba de muchos días sin afeitar. Valentín le comentó que quería volver al pueblo, a su casa. El vecino, le aconsejó que no lo hiciera, pues en el pueblo, le buscaban con tesón para acabar con él. Valentín se echó a llorar, y desistió de su idea de volver a casa, adentrándose por el barranco que une Cornago hacia Acrijos (su padre lo contó a la familia cuando llegó a comer). En otra ocasión, otro vecino, le cedió sus zapatos, ya que los de Valentín estaban destrozados.

La familia de Valentín, cuando ocurrieron estos hechos, estaba dispersa, Su madre había fallecido años antes, sus hermanos, Aurelio y Andrés, mayores que él, cuando la guerra, estaban por Madrid, uno de ellos tendría un negocio de venta de huevos. El padre, Francisco Llorente, y la madre fallecida, venían de la población cercana de Valdemadera, y este seria el mote de la familia en Igea. Francisco se casó por segunda vez antes de la guerra. Los descendientes, ya no se encuentra en Igea.

El padre de Valentín, también era un gran defensor de los valores republicanos. Valentín, cuando se proclamó la republica (1931), siendo Igea de derechas, participó en un mitin, donde habló, de que ya era hora de echar a los monarcas tiranos y que cambiaran las cosas… Esto le crearía fuertes enemistades en el pueblo con las gentes de derechas. Entre otras cosas, su mitin antimonárquico, fue motivo para que las derechas del pueblo le señalaran como enemigo de dios y de la unidad de España.

Valentín se parecía a su padre, al menos en las ideas así como en la defensa de la nueva república. Algunas veces, cuando faltaba el maestro en Igea, él impartía algunas clases, y enseñaría canciones republicanas a sus jóvenes alumnos.

La familia Llorente, eran venidos de fuera, de Valdemadera, ese era su mote familiar, “Los Valdemaderas” y por su actitud republicana, estaban mal vistos por la derecha de Igea. El padre era guarnicionero y tenía una tienda de alpargatas en Igea.

Valentín, se adentró en el monte huyendo por el barranco que une Cornago con Acrijos y Fuentebella.

El maestro estuvo con el abuelo en el corral de “Los Hoyuelos” de Acrijos, donde en algunos de los largos días que allí pasaron habría enseñado a su hermano, a leer y algo de cuentas. Otros testimonios que teníamos con anterioridad, también apuntan a que les fusilaron juntos.

Mientras Valentín estaba huido, a su padre, le hicieron la vida imposible, le detuvieron y le interrogaron sobre el paradero de su hijo, le torturaron en el mismo pueblo, llegando a clavarle unas tijeras. Francisco tras estos hechos enfermó de “locura” y poco después de la muerte de su hijo murió en Igea. Recuerda que su hijo Andrés, estuvo en el funeral.

Recuerda que él acababa de salir de la cárcel, y estaba especialmente atento a todo lo que sucedía, así que recuerda todos los comentarios hechos en el pueblo. Recuerda como un día de octubre, ya entrado el otoño, un gran grupo de fascistas locales, marchaban “en círculo” cantando por todo el pueblo una copla, con aires de alegría festejando que a Valentín “Valdemadera” “le habían matado como a un perro” y, se dirigieron a la casa del padre dónde bajo del balcón  cantaron así:

“Por la radio de Cornago, se enteraron en Igea

Que a Don Valentín Llorente le han matado en Fuentebella”.


Cree que se comentó  lo habían matado al amanecer, saliendo de un corral. A Valentín, a pesar de ser de la zona, parece que nadie le buscó, ni nadie dio a conocer el lugar de su fosa; Años más tarde, a petición de sus hermanos realizaron el Parte de Defunción. En la memoria quedó lo que dice la copla.




Partidas de fascistas que anduvieron por la zona, de los que entraban desde Fitero por la parte de Cornago e Igea, andaban batiendo de forma contundente buscando a Valentín Llorente. Valentín que conocía la zona, mantendría por este barranco el contacto con Igea.

Al padre del Maestro, le detuvieron y torturaron en Igea llegando entre otras cosas a clavarle unas tijeras, y tras el asesinato de su hijo, enloqueció, enfermo mentalmente,  falleciendo poco mas tarde.

Valentín Llorente “Valdemadera”, que andaba huido por los alrededores de Igea desde los primeros días del alzamiento, pernoctaba en alguna ermita cercana, probablemente en la ermita refugio de Santa Ana y en la ermita de San Roque.


Ante las continuas búsquedas que los fascistas y religiosos de Fitero e Igea realizaban por la zona, Valentín se adentro en por montes y barrancos llegando hasta el corral “Los Hoyuelos de Acrijos” y el de “La Era de Alonso” en Fuentebella, donde permaneció junto al alcalde de Pitillas, hasta que les asesinaron, el 3 de septiembre de 1936.